
que alegraba siempre el corazón
lleno de color,
un mundo de ilusión,
pleno de alegría y emociónTras mi primera y única visita al circo durante mi niñez (concretamente al de Teresa Rabal) que me generó una
fobia a todo lo circense, ayer Pepín me sorprendió con entradas para el
Circo Raluy, dispuesto a hacer terapia conductista conmigo, a través de le exposición "forzada" a payasos, trapecistas, malabaristas…
Me quedé impresionada con la escenografía que definiría como
museo circense, rodeada de carromatos del siglo pasado y con una pequeña carpa con olor a "antaño" con butacas de terciopelo, frescos, artesonado dorado…
Pero la magia comenzó con la salida a pista de los artistas: Desde trapecistas, a equilibrismos bailados a ritmo de claqué, números de trasformismo con vestuario, malabarismos tradicionales, grandes ilusionismos, payasos cara blanca, equilibrismo con telas, forzudos… Quedando gratamente sorprendida con una puesta en escena basada en el
circo tradicional y artesano. ¡Además tuve la oportunidad de participar activamente en el espectáculo, colaborando en un número de magia!
Ahora puedo decir eso de
¡trauma superado! … y es que nene, eres muy buen terapéuta!
;-)