Olores...

Ayer mientras hacía el camino de vuelta a casa, una ráfaga de cierzo me trajo un olor muy familiar… y me hizo retrotraerme unos años atrás, a aquellas noches sentada a la fresca en la puerta de mi casa rodeada de cientos de campanillas trepadoras que mi padre cuidaba con gran esmero y que llenaban de exquisitas fragancias las noches de verano.

¡Qué fuerza tiene en mi cerebro un simple aroma, y que capacidad tiene de evocar recuerdos … y de provocar añoranzas!.

Me viene a la memoria el aroma a pan recién hecho, a tormenta de verano, al perfume de mi madrina, a cuero y "cemen" de mi pueblo, al Buble Bath (el preferido de mi madre), a los rebollones y setas recién cogidos, y como no, a esa persona por la que sientes especial afecto.

Y recuerdo el “déjà vu” que una hora antes había sentido en el hospital, porque también hay olores que te llevan a rememorar malos momentos; como esa mezcolanza de gasas, lejía, sangre, medicamentos… de enfermedad.

¿Y que decir de los sabores? El comer esos regalices que me trae mi tía de "La Base" que me devuelven por unos momentos a la infancia, y de esas rosquillas recién hechas como las que hacia junto a mi abuela, y esa infusión de violetas, y los caramelos de piñones, y ese chocolate a la taza que mi madre prepara como nadie…

Me maravilla pensar que un simple estímulo pueda despertar en mi mente semejantes recuerdos… semejantes sentimientos…

2 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Al final somos lo que recordamos, tal vez por eso a algunos nos encanta inventar sobre lo real, para amoldar el recuerdo a nuestro sentido de lo bello.

Salu2 Córneos.

bloc- era dijo...

Tienes toda la razón... por eso quizás suelo soñar despierta